3 días por la Sierra de Cazorla

3 días por la Sierra de Cazorla

14/10/2021 2 Por ritmos

A principios de octubre realizamos una ruta de 3 días por la Sierra de Cazorla. Al principio iba a ir sólo, en un viaje de 5 días, pero finalmente se me unió mi amigo Óscar, compañero del inicio de nuestros viajes cicloturistas y de muchas otras vivencias. La buena compañía era más importante que la duración de la ruta y por motivos laborales de su parte se tuvo que quedar en 3 días, eso sí, bien aprovechados.

El recorrido

La ruta está inspirada en la Travesía de la Sierra de Cazorla de un libro llamado Grandes rutas en bici por España, escrito por Bernard Datcharry y Valeria H. Mardones (que más adelante crearían las ya reconocidas Guías bici:map), y llevaba tiempo queriendo hacerla. Tanto que el año pasado ya lo tenía todo previsto, pero por la pandemia al final no pudo ser.

La información del recorrido está obtenida de:

Tenia diseñadas numerosas opciones para recorrer el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas, dependiendo del tiempo, las ganas y el cansancio del momento, pero finalmente, por el tiempo disponible, se quedó como comentamos en este artículo. Dejo aquí las opciones diseñadas por si a alguien le pueden servir para su propio viaje (enlaces a Wikiloc):

  • Etapa 1: Cazorla – Coto Ríos
  • Etapa 2: Coto Ríos – Hornos
  • Etapa 2B: Coto Ríos – Hornos
  • Etapa 3: Hornos – Refugio El Campillo
  • Etapa 4: Refugio El Campillo – Puente de las Herrerías
  • Etapa 4B: Refugio El Campillo – Cazorla
  • Etapa 4C: Refugio El Campillo – Cazorla
  • Etapa 5: Puente de las Herrerías – Cazorla

La ruta realizada tuvo principio y fin en Coto Ríos rodeando el embalse del Tranco de Beas. Cada etapa ha sido única, con paisajes muy diferentes, y espectaculares. La primera etapa tenía como motivo el embalse del Tranco (algo bajo de nivel) anteriormente descrito, para pasar en la segunda etapa a los desérticos campos de Hernan Perea, y, finalmente, en la tercera etapa, el resurgir de la vida con el agua, con lagunas, saltos de agua, bosques y nacimientos de ríos.

 

Datos

  • Kilómetros totales: 129,5 km
  • Desnivel Acumulado Positivo: 2.758 m
  • Desnivel Acumulado Negativo: 2.758 m
  • Altura máxima: 1.736 m
  • Altura mínima: 637 m

Etapa 1: Coto Ríos – Refugio El Campillo

Distancia: 55,5 km / Tiempo: 5:21 h / Vel. media: 10,3 km/h / Vel. máx.: 48,1 km/h

Dejamos el coche aparcado en Coto Ríos y comenzamos la ruta por el borde occidental del embalse del Tranco en dirección a la presa. Por el camino encontramos corzos y ardillas, la noche anterior ya habíamos visto un zorro, ciervos (en plena berrea) y jabalíes. Avanzamos por una pequeña carretera sin apenas tráfico delimitada por pinos y campos de olivos.

Siguiendo la carretera y tras llegar a un alto nos percatamos de que nos habíamos saltado el desvío que estaba planificado para circular cerca del pantano, siguiendo la senda de Félix Rodríguez de la Fuente. Dado que la carretera se mostraba cómoda para circular seguimos el camino por aquí, evitando la posibilidad de acabar en un camino no apto para pedalear con las bicicletas cargadas.

El recorrido es relativamente llano hasta pasar la presa, comenzando poco después un largo ascenso para llegar a nuestro lugar de pernocta. Tras la primera rampa llegamos a Hornos dónde comimos y visitamos la terraza que bajo el ayuntamiento se abre para ofrecer unas espectaculares vistas sobre el embalse y las montañas, junto a la iglesia de la Asunción.

Recargamos agua, y comenzamos el ascenso que nos llevaría al refugio de El Campillo con las últimas luces del día y comenzando a bajar la temperatura. Desgraciadamente nos encontramos el refugio cerrado (según dictaba un cartel por motivo del Covid, como ya me pasó por Montañas Vacías), por lo que montamos la tienda bajo el tejado de la entrada.

Carretera tranquila bordeando el embalse del Tranco

Vistas del embalse desde Hornos

Con la tienda en la entrada del refugio cerrado

Etapa 2: Refugio El Campillo – Refugio Rambla Seca

Distancia: 48,8 km / Tiempo: 4:48 h / Vel. media: 10,1 km/h / Vel. máx.: 48,4 km/h

Tras una agradable noche nos levantamos rodeados de ovejas y con el pronóstico de lluvias para la tarde. Recogimos, desayunamos y partimos con la esperanza de llegar al refugio que teníamos previsto para la noche antes de que comenzara a llover, y que además estuviera abierto.

Llegamos a Pontones donde compramos la comida y cogimos abundante agua (más de lo que quería Óscar pero menos de la que quería yo, y al final sobró), pero al ser aún pronto para comer decidimos seguir y dejar atrás las fuertes pendientes que presentaba el día antes de parar a comer. Pasamos por el nacimiento del río Segura y abandonamos la carretera para comenzar a escalar un camino de tierra que, poco a poco, nos adentrara en nuevos paisajes.

En las bifurcaciones nos encontramos señalización del GR 247 y un panel informativo de la antigua Laguna de la Cañada de la Cruz. Según avanzamos la vegetación va pareciendo más propia de climas fríos, con plantas de bajo crecimiento y escasez de árboles: hemos llegado a los campos de Hernan Perea. Y en el primer refugio que encontramos, el de Campo del Espino, con la alegría de encontrarlo abierto, paramos a comer.

Proseguimos camino bajo un cielo que se va tornando gris y amenazante por momentos, pasamos junto a dolinas y ovejas, y con una suave llovizna logramos el objetivo del día. El refugio de Rambla Seca estaba desocupado, disponía de agua y estaba bastante cuidado. ¡Qué gran invento los refugios libres! Y hay que estar agradecidos (tristemente) de que no haya sufrido apenas vandalismo (tres pintadas, rastros de una hoguera bajo el techado de la entrada y poco más). Cuando la lluvia arreció ya estábamos bajo techo, con la ropa seca y una cena caliente.

Seguimos subiendo con vistas espectaculares

Rebaño de ovejas en los campos de Hernan Perea, con el cielo ya amenazante

Una de las muchas dolinas que nos podemos encontrar en los campos de Hernan Perea

Etapa 3: Refugio Rambla Seca – Coto Ríos

Distancia: 32,7 km / Tiempo: 3:14 h / Vel. media: 10,1 km/h / Vel. máx.: 37,8 km/h

Al día siguiente madrugamos ya que hoy aún nos quedaba el camino de vuelta a casa, por lo que no queríamos llegar muy tarde a Coto Ríos. La etapa prometía ser espectacular, y no nos defraudó.

Después de una corta subida hasta el árbol de Félix Rodríguez de la Fuente comenzamos a descender por un bosque cada vez más cerrado. También fue surgiendo el agua hasta convertirse en un riachuelo que nos acompañó hasta llegar a la laguna de Valdeazores.

Seguimos camino por un frondoso bosque hasta llegar al embalse de los Órganos, dónde desaparecía el camino y se convertía en un sendero que nos obligó a empujar las bicicletas. El color turquesa del embalse hacía presagiar aguas limpias y puras, y, tras pasar por una estrecha pasarela sobre la presa, descubrimos no lejos de allí, dejando las bicis atrás y dando un breve paseo, el nacimiento del río Borosa, que nos acompañaría de ahora en adelante.

Tras avanzar un poco más el sendero desaparecía en un agujero en la montaña… habíamos llegado a los túneles del Canal, otro de los lugares que estábamos expectantes por conocer y saber si serían transitables con la bicicleta cargada. El canal atraviesa la montaña primero por un túnel corto y, posteriormente, por uno más largo, quedando separado por un pasamanos un estrecho pasillo por el que las bicicletas con alforjas caben muy justas.

Al salir de los túneles comenzamos una larga, estrecha y pedregosa bajada, en la que no nos queda más remedio que ir andando, cruzándonos con senderistas sorprendidos de ver a dos locos bajando por estos senderos con unas bicicletas tan lastradas. Eso sí, la dificultad del camino se ve recompensada por espectaculares cortados, sorprendentes saltos de agua y pozas cristalinas que invitan al baño. El suelo kárstico dibuja caprichosas formas en la roca y no es raro ver cuevas excavadas por la erosión del agua. Y en lo alto de los riscos buitres observándonos…

Llegados a la central hidroléctrica volvemos a montar sobre nuestros fieles corceles metálicos para continuar el descenso junto al río Borosa. Pasamos junto a la pasarela que da entrada al cerrado de Elías, desgraciadamente no practicable en bicicleta pero digno de ver, por lo que nos quedamos con las ganas de visitarlo, y nos obliga a un breve ascenso para rodear esquivar este tramo. Finalmente pasamos junto a una piscifactoría y acabamos en Torre del Vinagre para coger la carretera que nos devuelve con muy buen sabor de boca hasta Coto Ríos.

Amanecer en el refugio de Rambla Seca

La bicicleta cargada apenas cabe en el pasillo de los túneles del canal

Uno de los saltos del río Borosa tras pasar los túneles

Recomendaciones

Nos encontramos ante una ruta espectacular que nos ofrece paisajes, entornos y sensaciones nuevas en cada una de las etapas. La ruta se puede alargar fácilmente (como comentamos al principio) incluyendo en su recorrido Cazorla y el nacimiento del río Guadalquivir, la cerrada de Utrero y los cortados de El Chorro.

El recorrido presenta sus dificultades y no lo recomendaría para personas sin un mínimo de entrenamiento, ni para alguien que no le guste tener que echar pie a tierra en sus salidas. Posiblemente sería una ruta más propia de bikepacking que de un viaje con alforjas, sobre todo cuando los refugios estén plenamente operativos.

La época en la que la hemos realizado (principios de octubre) es buena por no hacer excesivo calor por el día, estamos en la época de celo de los ciervos, por lo que no es raro escuchar sus profundos bramidos, pero debemos tener en cuenta que las noches ya se presentan más frescas.

Igualmente conviene prestar atención a las reservas de agua al circular por lugares bastante apartados, aunque los refugios de los campos de Hernan Perea dispongan de agua (al menos para lavar los platos).

En el recorrido encontramos señalización y paneles informativos del GR 247, cuyo contenido nos explica la zona por la que nos movemos, lo cual es de agradecer. Y lo más importante, estos 3 días por la Sierra de Cazorla me han reencontrado con mi amigo de más tiempo y los viajes en bicicleta juntos, y ya estamos cavilando nuevos destinos…